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lunes, 2 de enero de 2017

Los Benjamines se rebelan contra los elementos

Detrás: Suso, Borghini, Pereirinha, Fabi, Portela, Alex, Pablo
Delante: Teo, Gonzalo, Martín, Niki, Nicolás y Manu García

Que lo de Atios no iba a ser un paseo triunfal para los de Suso es algo que muchos preveíamos.  El míster había decidido contar con todos los veteranos y, como queriendo dar a entender que era hora de ponerse el mono de trabajo, abandonó el traje de gala y los hizo saltar al pasto con una indumentaria celeste muy diferente a la habitual. La mañana no iba a estar para demasiadas florituras y los de Tui aparecieron arremangados y dispuestos a una dura batalla. Lo que no esperaban, ni ellos ni nadie, es que las dificultades llegarían por donde vinieron.

Así estaban las cosas el sábado al mediodía.
Como en una película coral donde todos los actores reclaman su cuota de protagonismo, los elementos extradeportivos parecieron conjurarse para abocar al Tyde a una inesperada derrota. De manera repentina, todo se alió con los de Atios para que consiguiesen su primer objetivo de la mañana: marcharse al descanso con la portería a cero. Mientras, los pequeños del Tyde se afanaban por luchar con unos enemigos inauditos: un incómodo sol que asomaba tras la neblina matinal porriñesa, un poste izquierdo con excesivas ganas de balón y, sobre todo, un colegiado errático y falto de criterio que pareció empeñado en desconcentrar a los colchoneros con cada una de sus decisiones.

A pesar de ello, hay demasiado fútbol en las botas de los arraianos como para que esta coyuntura les hiciese perder la cara al encuentro. Con Alex de director de orquesta y asumiendo con madurez las desfavorables circunstancias, consiguieron trenzar media docena de jugadas que dieron a entender que había un equipo sobre el sintético más preocupado por jugar bien al balompié que por llevarse la victoria a toda costa. Los rojillos, mientras, no llegaron a hacer acto de presencia en ninguna ocasión por los dominios de Teo. Pero tampoco en la otra área, Pereirinha y Fabi, pese a todo su virtuosismo, acertaban a encontrar el camino del gol. Y con lo que sí se encontraron fue con otro aspirante a protagonista del encuentro. Los porteros, ya se sabe, también juegan. Todas las ocasiones que no desbarató el mal fario, fueron despejadas por los guantes del pequeño guardamallas atiense.

La euforia estaba justificada
Así que lo que debió acabar con un par de goles en el casillero del Tyde, finalizó sin pena ni gloria para ninguno de los dos conjuntos. "No hay mal que cien años dure", debieron pensar los tudenses en el vestuario antes de saltar de nuevo al verde dispuestos a comerse a los porriñeses. Con el sol a favor y los nervios templados, se pusieron nuevamente a la faena. Y es cierto que empezaron bien los de Suso y Pablo, dominando el esférico, jugando por las bandas y llegando hasta en tres ocasiones a la portería contraria. Nada hacía presagiar lo que se les vendría encima a los pocos minutos.

Y es que, por si fueran pocas adversidades las sufridas hasta el momento, la mala fortuna quiso que, tras una jugada fortuita, un balón envenenado permitiese al rival llegar por vez primera a las inmediaciones del área tudense. Única llegada de la mañana y gol. Un tanto que no sólo los ponía con el marcador en contra por vez primera en la temporada, sino que los dejó con una atolondrada sensación de impotencia durante unos minutos que se hicieron eternos. De repente, todo jugaba a favor del Atios. Los rojos, crecidos, se instalaron en campo contrario y asestaron un par de nuevas batidas sobre la portería de Teo. Pero por fortuna, los palos del Tyde también están perfectamente cubiertos.

El tercer tiempo también es reglamentario
Fue en uno de estos ataques cuando la diosa Fortuna decidió que ya estaba bien de castigo. Un balón que ya cantaba gol y que nos hubiese dejado fuera del partido se dio de bruces con el mismo poste que anteriormente nos había borrado la sonrisa. Fue esta la señal de que hasta allí habíamos llegado. Martín, como es habitual en él, apretó los dientes, se echó el equipo a los hombros y fue arrastrando hacia arriba sus compañeros hasta que una falta al borde del área le dejó servido en bandeja el gol de empate. Toque sutil y para adentro.

A partir de ahí, el Tyde, volvió a ser el de siempre y el único enemigo que parecía interponerse en su camino a la victoria era el cronómetro. Faltaban pocos minutos para el final cuando, tras una internada por la banda derecha, Manu García colocó el balón en el área pequeña para que su tocayo Portela empujase el balón a las mallas, poniendo así las cosas en su sitio:1-2 y toda la presión para el Mos.

La mañana ya no daba para más, cuando alguien decidió reclamar para sí el tan disputado protagonismo del partido. En una jugada que parecía intrascendente, a Manu Portela le cayó el balón a los pies. El rubio levantó la cabeza, hizo un guiño pidiendo a la orquesta que empezase la música, se cosió el esférico a la zurda y comenzó a danzar un espectacular Fox-Trot que dejó aturdidos a todos los defensas rojos que se atrevieron a ser su pareja de baile. Lo que más asusta de este chaval es que no nos recuerda a ningún jugador en particular. Señal de que lo suyo es innato. El descosido que armó fue monumental pero, por desgracia, el sábado no estaba dispuesto a regalarnos más goles.



En definitiva, victoria peleada que convertirá las uvas de este año en las más dulces de los últimos tiempos.